miércoles, junio 06, 2007

LESBOFOBIA

«La gente quiere estar tranquila, solamente en la intranquilidad habrá alguna esperanza para ella.»
Emerson.

No se sabe bien porque aquel día la madre de pronto le dijo: « vos, lesbiana de mierda!», y ella pensó: «entonces esto tiene nombre», e inmediatamente fue a buscar en el diccionario: lesbiana- lesbianismo, y se alivió. Hasta ese momento había pensado que era la única ( pensamiento muy habitual en las de su época).

¿De que se alivió?, ¿que hizo la madre al nombrar esto?

Se alivió de un dolor particular, un dolor con peso específico propio, el de las minorías sexuales.

La madre al nombrarla la introduce en un espacio de significaciones, en un texto, una red que articulando pasado, presente y futuro alivia la herida de soledad histórica.

Años atrás una lesbiana me contó que su padre en la adolescencia le regaló «El pozo de la soledad» de Radclyffe Hall, aquella primer novela lésbica publicada en este siglo.

Un pozo indica una ruptura en una superficie, donde al caer, el sujeto quedaría aislado y sin luz, fuera de la escena del mundo, en una discontinuidad fuera del lugar común, (¿cómo se crea un lugar común?).

Algo semejante ocurría cuando al bajar el telón de Brujas, aquella exitosa obra de teatro donde cinco amigas se reencontraban tras años de no verse, la lesbiana (interpretada por Susana Campos, en una adaptación de un libro de Santiago Moncada), quedaba fuera de escena.

El lesbianismo queda fuera del escenario del mundo, pero si contamos con la palabra lesbiana buscamos y nos encontramos en Lesbos, una isla griega hace 2.500 años, y ya tenemos un pasado remoto en una «isla» y un pasado próximo en un «pozo», y entre la «isla» y el «pozo» una discontinuidad temporal abismal.(«isla»,»pozo» y «abismo» ).Hace unos meses encontré ilustraciones de Raúl Soldi para el libro Las canciones de Bilitis de Pierre Louys, para una edición en francés del año 1944(*). Me llamó la atención lo alejadas del estereotipo heterosexual que eran sus representaciones de parejas lésbicas. ¿A que lesbianas había conocido?, ¿Qué pasaba en la Argentina por aquellos años?, ¿Quién ofreció a Soldi tal encargo?, ¿Quién lo prohibió?.

La historia, las distintas versiones de la historia, no la escriben solo los que ganan sino también los que pierden pero todos resultan ser hombres, y eso quiere decir que hay otras historias.

La mujer es lo diferente para ese cuento androcéntrico desde el cual también nosotras nos pensamos. En ese orden la diferencia es jerarquizada y transformada en inferioridad que luego se naturaliza.

Dentro de ese texto la mujer heterosexual encuentra su lugar (inferior, claro está), y sus correspondientes satisfacciones narcisistas (premios y castigos se reparten según haga quién que). La mujer lesbiana encuentra su «isla « o su «pozo», no hay libreto que la sostenga sobre la escena del mundo.
Para subir a escena hay que disfrazarse de otra, bajo silenciosa amenaza se vive en el « pozo» y se circula disfrazada , de este modo se acepta el mandato paradojal de la cultura heterosexocéntrica: «para existir no me hables», «se tolerante, permíteme que te prive de tu derecho a la palabra», «no conmuevas mis creencias últimas: lo diferente es inferior o no existe», «ve a alojarte a tu subterránea vida»(o a tu isla del Tigre).

La ausencia de libretos lésbicos deseables es interpretada como un castigo, violencia mediante la cual se internaliza el mandato naturalizandose la inexistencia y el fuera de escena en las mismas lesbianas: «mis padres lo saben pero no hablamos de eso, bueno , en realidad creo que lo saben , sí, creo que sí» o »dejo que los demás crean lo que quieran «- o «eludo responder a ciertas preguntas de ese modo me protejo».

El costo de protejernos es una vida en menos, una subterránea vida.

Adormecidas por sutiles domesticaciones ¿cómo podríamos construir una historia si nos es tan difícil reconocer el dolor de nuestras renuncias «adaptativas»?.

La domesticación desorganiza una queja en común y el dolor de unas no resulta ser semejante al de las otras. ¿Qué pasó con el dolor?

La violencia simbólica que opera el amordazamiento cultural de las lesbianas produce una diversidad de relaciones con el dolor: - se lo niega en autosuficiente impostura, - se transforma en distintas modos de autoagresión y maltrato, - se resuelve en masoquista resignación a modo posmoderno. En todos estos casos el dolor se viene encima o se vuelve lastre, sin deshacerse en tensión hacia delante, no logra mutar en esperanza.

En un intento por suturar la herida que lo causa podemos explicarlo desde la cultura que lo parió, produciendo más del mismo dolor al reproducir el contexto creencial desde el cual se explica, o intentamos construir su exilio cultural explorando lo invisible, aquellas creencias que sostienen los textos fijos para las mujeres heterosexuales y un fuera de texto para las lesbianas. Transformación para la que necesitamos aprender a pensar de otros modos...

-perdón, una noticia de último momento acaba de interrumpir mi tarea, me informan que un grupo interdisciplinario de arqueólogos ha hallado en recientes escabaciones un antiguo «pozo de soledades» donde encontraron manuscritos anónimos en varias lenguas. Los arqueólogos aún no han podido precisar el tiempo en que fue realizado el «pozo» pero ya han logrado descifrar las primeras líneas del texto, se trataría de «notas para la construcción de un sol paradojal del pensamiento».

Todo parece indicar que el exilio continuará.

Cecilia Ferrari
Psicóloga y coordinadora de uno de los talleres de reflexión de mujeres de SIGLA.




LESBOFOBIA
LA INSOPORTABLE LESBIANDAD DEL SER.
(2ª parte)

Sobre robustos escritorios se acumulaban los libros formando sinuosas columnas. Los investigadores iban de internet a las más insólitas bibliotecas en un intento por descifrar las «notas para la construcción de un sol paradojal del pensamiento». Cuando parecía que aquella pasión encontraría alguna clave... una noticia conmovió nuevamente sus episteémicos mundos: el pozo de las soledades recientemente descubierto, considerado el más antiguo y donde se habían hallado las «notas» a las que hacemos referencia, se derrumbaba.

No se pudo constatar la existencia de supuestos túneles que conectaráin a ese pozo con otros, o con el «exterior», o con otras salidas a la «superficie». Algunas personas aseguraron haber visto a la pareja lésbica de caracolas «Lola» y «Ni-Ni» , ir hacia la página 35 de esta revista.

Un asistente, que había logrado fotografiar el lugar y hacer registros de pictogramas y grafitis, vió en el mismo momento en que se desmoronaba el pozo, una letras que se escapaban de los muros, a tiempo logró tomarlas y ponerlas sobre papae, ellas decían:

Silenciosa Violencia Silenciada.
Ahora puedo, puedo nombrar tu abuso
después de cientos de años pude sentir el dolor del golpe
Esa palabra podía desatar la guerra,
hacer caer el cielo, para vos.
Para mí era una cordial sonrisa,
un saludo amable, una sencilla partida.
Pero no podías, no pudiste,
no quisiste,
y el pedido permanecía infinitamente,
y quise salvarte
para salvarme.
Negando tu daño
conjuraba mi herida.
Era solo cuestión de tiempo.
Durante mil años después del golpe
corrí y corrí,
cuando paré, el cuerpo fue enfriando
y el dolor se apoderó de él.
En una fiebre inversa
vomitaba por los ojos,
miraba con la piel.
Y así todo, pero no se volvió cadáver.
Se enfermó curando,
Se salvó enfermando,
Se murió durmiendo,
Y vivió cantando tra-la-la.

Cecilia Ferrari

1 comentario:

Anónimo dijo...

La lesbofobia es producto del temor a la valía de la mujer;Ya nuestras ancestras usaban el amor entre mujeres cuando el hombre primitivo se iba a cazar.
Solamente hay que hacer un viaje a nuestro interior para entendes porque somos lesbianas.
La homofobia se mantiene y es particularmente fuerte en el mundo hispano,a pesar de que ha habido hasta reinas que eran publicamente bolleras como a doña Urraca de Zamora le gustaba llamarse.
lean la obra de doña Urraca u Usmena y duvunguenla.
Se ha traducido incluso al malayo y al joponés-